9/6/08

Diciembre de 1934

Los días anteriores los pasamos en nuestro mundo maravilloso.Revistas musicales de Gilbert y Sullivan, el American Ballet, un día en el hotel Hartford. Sus cartas, por la mañana temprano (sólo duermo en su cama los días de fiesta), se desliza bajo la puerta con una rana pequeñita.
Cartas llenas del entendimiento espantoso de mi persona. Las guardo bajo llave en una especie de nicho de mi mesa, que tiene una puertecita. Eso es el castillo. Más tarde le añade un pingüino más pequeño y una velita que ha robado de la casa de muñecas del Child Guidance Institud. (Quería traerme toda la casa. ! Se la pidió al sorprendido director!).
En la obra de Gilbert y Sullivan, el soldado sufre un calambre cuando trata de interpretar el papel de un poeta. Ahora sé que eso nunca me sucederá mientras esté con él.
Salgó y le envío la miniatura de un jardín japonés, con una casita y un puente.Nuestro jardín.Como un adelanto de cuando vayamos a ver El Mikado.Con una invitación de "Anita Aguilera" para que fuera a la habitación 703 del Barbizon Plaza,a las once, después de su conferencia.Envía una hermosa planta roja que esta noche extiende sus hojas mientras escucho blues en la radio.
Vino y se incorporó al espíritu teatral con su amor extraño y divino.Vino contando, como siempre,la magia realizada durante el día.

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