26/1/09

01 de febrero de 1935

Notas. Visita a Dreiser. Mecedora en su habitación. Charlas sobre mis manos "como tallos de apio". Filosofía materialista. Nada de almas ni de creencias. "Quédate esta noche. Estás tan exquisitamente formada. Una individualidad que no se interpone." Luz de Broadway en el gran ventanal. "La gente viene a llevarse algo.". Cree que fui a dar, pero se equivocó en la naturaleza del regalo.

Después de la escena con George Turner sentí el temor de la persecusión. Turner, y despues Dreiser. Aburrimiento de ser mujer. Quizá sea el miedo inexplicable que surge de ser una mujer apasionante, lo cual te impide ser mujer. Aquel día me sentí acosada.

Qué maravilla, el amor de Henry. " Sólo son las diez de la mañana y ya estoy locamente enamorado." June está anulada. Me da la misma clase de amor enloquecido. Salvaje, demencial y cargado de celos. Un mes de torturas en París, sin dormir ni comer. Telegrama de Hugh dirigido al Barbizon después de decir que Hugh me había obligado alojarme con su familia. Díficil de explicar. Henry dice: " te necesito más que a ningún otro ser humano en el mundo. Como a la vida misma. Dime, dime que ha sucedido." Mendigando la verdad. El mismo Henry que era con June. El amor sensato se convierte en pasión por culpa del dolor. Y siento el peligro, su perversidad. El encuentro a la llegada del barco, rodeados por la niebla. Dándome cuenta de que, sin que importe cómo ame yo a los demás, cuando llega Henry siento un anhelo y un estremecimiento en las entrañas como no lo siento con nadie más. Ha vencido miles de obstáculos para estar conmigo. Conociendo su pasividad y su desvalimiento, su esfuerzo para venir y no perderme ha sido una gran muestra de su amor. La habitación del Barbizon preparada con la radio puesta. El lujo de una nueva experiencia para Henry. Mostrando su abrigo al camarero. Sin saber cómo actuar. Qué paralizado estaba, en contraste con aquella noche, cuando fuimos a ver la " calle de las primeras penas", donde actúo como un chiquillo. Noche en Brooklyn. Nieve. Casa de ladrillos rojos. Pueblo Holandés. Casas y calles pequeñas. Su escuela. Su ventana. Sus amigos. La fábrica diminuta. Fondo de la primavera negra. Todo está en las primeras páginas escritas de Louveciennes. Una noche tan vívida, pero que no dejaba de ser un sueño. Calle que llegaba al transbordador por la que él iba "con su mano en el manguito de la madre". Al llegar a este pasaje lloré y reí histéricamente.
Aquella noche mentí a Huck para poder pasar toda la noche con Henry. Todo el tiempo relacionándola con Louveciennes, donde revivío su niñez al calor de mi ínteres, hasta convertirse en la poesía de Primavera negra.

Me traslado el 2 de febrero al 28 Este de la Calle 31, habitación 1.202. con Henry, como "señora Miller". Emil telefonéo preguntando por la señora Miller y escribió una carta dirigida a la señora Miller: "Querida señora Miller ¿es usted feliz en su nuevo hogar?. Aquí estamos dispuestos a servirle. No tiene más que descolgar el télefono y decir: "esposo". El hombre que la adora. ¡adivine quién!.
Paseo con Henry hasta la calle de Henry, en Brooklyn, al sótano donde vivió con June y Jean. Ahora es una carnicería. Atravesamos el puente Brooklyn, donde él sentó. Mórbido y terrible. Paseo por Chinatown. Tardes con los amigos de Henry. Henry se vuelve loco en cuanto un hombre se me acerca y se fija en mí. Despotrica y desvaría sin apartar de mí su mirada. Obsesionado conmigo. Larga conversación una noche, después de una escena burlesca. De cómo habia canalizado todos sus deseos en mí. Sólo me necesita a mi. Quiere saber si yo siento lo mismo. Noche emotiva que acaba en orgía. Digo que no tengo otros deseos. Pero: "Fuiste tú quien me empujó a la vida. Ahora que estoy plenamente dentro de ella, te sientes herido porque me gusta. Antes, no quería nada salvo a ti. En Clichy me sentía desgraciada si no podía estar a solas contigo." Todo al revés. Ahora necesito a la gente y no me basta con Henry. Henry, terriblemente apasionado. Erección cada noche. Me agota. También tengo poderosos orgasmos, como nunca antes, sólo comparables a las noches de Clichy, cuando creía que me volvía loca de placer.
No echo de menos en absoluto a Huck. Pero Huck sabe y me escribe que sabe que no habría ido con él incluso si Hugh no fuera a venir. Hago como si Hugh fuera a llegar el jueves. Cuando Huck venga el 21 de febrero (para mi cumpleaños), estallará en conflicto cuando vea que Hugh no ha venido.
Telefoneo el 2 Este de la calle 86 el domingo por la mañana para saber si no hay telegrama de Huck que tuviera que contestar, porque sé que no volveré a la habitación 906 antes del lunes por la mañana. La muchacha me contesta que no. Digo a Henry: "Ningún telegrama (soi-disant de asuntos de trabajo). Si hubiera habido alguno, le habría dicho que me lo leyera y así me ahorraba el viaje".
Henry: "¿Leertelo? ¡Entonces no habría ningún amor en él!. A no ser que ésta sea una de sus mentiras especialmente preparadas para hacerme creer que no había palabras de amor en el telegrama". (Exactamente.)

22/1/09

01 de Febrero de 1935

Las cosas son sutiles con Huck, tan delicadas, tan psiquícas que es imposible escribirlas.Está dotado de una intuición extraordinaria, todo lo percibe, y me resulta muy penoso engañarlo.Hay veces en que puedo esquivar sus interpretaciones.Como no sabe la verdad, se pierde en explicaciones.Por ejemplo, ahora se dispone a viajar a California.Quiere que nos encontremos en Nueva Orleàns.Antes de que viniera Henry teníamos planeados pasar unos días de vacaciones allí.Ahora no quiero. Huck me ha comprado una preciosa maleta para el viaje a Orleáns y la ha grabado con las letras "N.O".Jugamos con ella y él mismo llena los estuches lacados con los polvos, las cremas, etc. Todo el tiempo sé que hago la maleta para irme con Henry, para estar con Henry.Pero le digo a Huck: " ¿Ves? Preparo el equipaje para Nueva Orleàns.Hago como si fuera a irme de viaje contigo".Esto le hace feliz.También le digo que hasta que venga Hugh permaneceré en la habitación 906, pero el mismo día en que se vaya me iré a vivir con Henry, a una habitación doble de cualquier sitio.De modo que las maletas están sobre la silla y Huck me compra ropa interior, ropas que sólo he de ponerme para él, pero que llevaré para Henry.
Ayer nos hicimos unas fotos.Las mías eran para Henry, porque en París todas las que me había hecho Henry se las di a Huck.Desde que llegué, el tiempo transcurrido ha sido tan enorme, tan fántastico, tan lleno de cosas, que nunca podré revivirlo.Perseguida.Como mujer, he sido perseguida como nunca antes, constantemente, por todos los hombres que veía.Al principio me gustó.Ahora me cansa.No puedo descansar en parte alguna.Los celos de Henry.Y Huck, tan posesivo, tan intenso, tan absorbente. !Demasiado, demasiado amor!. Es como un ahogo.Acudo al diario porque me siento devorada, desmembrada, por el amor.Me gusta y le temo.Ninguna intimidad, ninguna libertad.Todo y todo yo volcada hacia afuera, enredada, entregada.

26 de Enero de 1935

Mentir, eludir la tragedia.No puedo ser yo misma sin causar una tragedia.Pero la tragedia es vivir.Huck dijo anoche: " Nunca he vivido tan intensamente, nunca".Risas, sollozos;éxtasis, delirio, paz, agotamiento,pasión, dolor, gozo, paz, iluminaciones, dolor, vida humana.A las seis de aquella mañana, después de pasar la noche con Henry, cuando Huck supo que yo estaba con Henry, escribió una nota en la cual, entre otras cosas, decía que seguir sólo los propios instintos es humano, que la fidelidad en el amor no es natural, que la moral es un artificio del hombre,que la autonegación, necesaria para ser bueno, es la negación del instinto de conservación y lo más egoísta de todo.
Fue parte del combate entablado durante toda la noche para vencer la ira y los celos.Necesitaba escapar, necesitaba perdonar, e hizo y sintió todo lo que yo hice y sentí la debilidad de Henry.
Ahora, para Huck, soy June y Henry a la vez. Actúo, hago, molesto, causo enfado,creo tragedia.Soy natural, engaño, hago trampas,soy perezosa, colmo su indulgencia.Pero me ama por lo que soy.Ahora soy los dos, June y Henry. Y Huck es lo que yo había sido en otro tiempo, cuando actuaba heroica y prudentemente, sobrenaturalmente con respecto a Henry. Hoy me siento sobre todo humana.Lloro, río, hago escenas.Lucho.Miento.Me defiendo.No trato de ser buena.Me he rendido a mi amor por Henry.Engaño a Huck.Le digo que no puedo ir a California con él porque espero la llegada de Hugh, cuando sé que Hugh no va a venir y lo que hago es prepararme para vivir con Henry hasta que Hugh veng. Le pido prestado el anillo que he regalado a Huck para que me hagan otro igual para Henry, con el pretexto que me hagan un sello-Siempre estoy a punto de que me descubran por un mensaje telefónico, por el correo que Henry recibe en Barbizon, porque me olvidé del sostén en la habitación de Henry, él que me regaló Huck y que sé que echará de menos, por los deslices involuntarios que se me escapan cuando hablo, porque cuento que Huck, al ver mi cepillo de cabello roto, me ha regalado un juego en laca negra en un bello estuche.En cada frase una mentira.Para tranquilizar a Huck cuando salgo con Henry, para tranquilizar a Henry.

26 de Enero de 1935

Huck estaba sollozando. Yo sólo podía pensar en Henry, en Henry de pie en medio del frío, esperándome.En su beso.En su boca.Huck sollozba, patético,pero yo sólo pensaba en Henry.Henry con aquel frío y atormentado.Me eché a llorar.Y hablé con Huck, tratando de apaciguarlo con cosas terribles y ciertas.

- No eres precisamente tú el que debe llorar. he venido a ti.He luchado para estar aquí contigo. Y aquí estoy.Y Henry está afuera, esperando en medio del frío ¿ Por qué lloras?.-

Y pensaba y pensaba mientras el maquillaje de los ojos se corría con las lágrimas, ¿cómo puedo hablar con Henry, cómo puedo saber de él, qué pensará, habrá vuelto a la habitación del hotel?

- Escucha, Huck, sobre todo lo que no quiero es que Henry sepa de ti.Sólo quiero que crea que es una ruptura normal.No quiero que sufra.Si me obligas, será como cuando acudí a ti en busca de ayuda.-

A los pocos minutos había conseguido despertar su compasión, sobre todo cuando me referí al pasado, cuando fui a él cuando me sentía atrapada entre Padre y Henry, pero sobre todo cuando lo amenacé con alejarme de los dos, de él y de Henry.
Y así gané un momento de respiro y el permiso para telefonear a Henry. Me fui a mi habitación.Henry ya había vuelto.Durante la escena con Huck estuve pensando en lo que iba a decirle a Henry para explicar por qué no había funcionado lo de las luces. "Me equivoqué con las ventanas.Cuando llegué estaban encendidas todas las luces y Ethel y la madre de Hugh estaban levantadas. Tenían visita y no podía ir a su ventana sin llamar la atención".
Pero a Henry no le preocupaban las razones.Estaba muy agradecido porque había querido tranquilizarlo, por haber telefoneado, por intentar hacer la señal con las luces, agradecido y conmovido por-no-sé-que-más, por el amor que sentía.De todas maneras, después de oír su voz, me serené inmediatamente.Ninguna tragedia.No me había descubierto.Y volví para consolar a Huck.Empecé a gastarle bromas, hasta que conseguí que se riera con la historia del edificio de apartamentos.Estaba en mitad de mi habitación, con mi camisón negro de encajes, contando la historia y riendo, y Huck estaba maravillado,lleno de dudas y sonriendo.
Pero no pude soportar sus caricias.Sofoqué sus deseos.Ambos estábamos exhaustos.Totalmente exhaustos.

21/1/09

26 de Enero de 1935

La noche en que Henry y yo salimos, insistió en acomparme a casa, cosa que nunca hace. Le digo claramente que no deseo que me acompañe a la casa de los Guiler.Como insistió mucho, le di una dirección falsa en la calle 89 Este.Pero mientras trataba de convencerlo de que no me acompañara, me vi obligada a admitir que había mentido al decirle el número, porque temía que subiera al apartamento a hablar con los Guiler e insultarlos. "Maldita seas", dijo Henry. "Eres incurable". Y volvió a perder toda su confianza, y eso que dos horas antes habíamos estado en su cama, acariciándonos en pleno delirio.

Finalmente nos bajamos en la calle 57, donde le engatusé para que nos tomáramos una soda, pensando que me dejaría seguir sola a casa, y seguimos andando hasta la parada del autobús de la Quinta Avenida. Pero viendo el tormento y la duda en su cara, le dije: "Esta bien, vente conmigo. Quiero que vengas, eso te tranquilizará.Subimos al autobús y, mientras hablabámos, pensaba rápidamente que ahora tendría que encontrar un casa de dos entradas. Pero como nunca había estado antes en la Calle 89, no sabía lo que iba a encontrarme al doblar la esquina, quizá un club o una casa privada, una mansión Vanderbit.Sí, fue algo así,porque no había nada, salvo un enorme solar vacío a la derecha y casas a la izquierda.Caminamos por la acera cubierta de nieve en medio de la noche helada, hablando dulcemente de otras cosas, con la voz de Henry tan vulnerable, hasta que ví una casa de apartamentos en la esquina de la calle 89 con la Avenida Madison, donde bien podrían vivir los Guiler. Henry me dio el beso de las buenas noches allí mismo, un beso cálido y pegajoso que me conmovió profundmente. Y luego, añadí algo increible a las dificultades del juego. le dije: " Ya ves que te estoy diciendo la verdad, los Guiler viven en la sexta plaza.Cuando llegue, encenderé y apagaré la luz como señal de que estoy allí. Como Ethel {la hija} duerme allí, quizás no me asome a la ventana, pero la luz te avisará". Y dejé allí plantado a Henry, delante del edificio. Primero me encontré con que la puerta estaba cerrada con la llave y tuve que llamar al timbre del portero, cosa con la que no había contado. Cuando me abrió, le pregunté: ¿Hay una puerta que de a la Avenida Madison?, por decir algo, porque él me había dicho en tono desabrido: "¿Dónde va usted? ¿Qué apartamento busca?" y luego añadí: "No busco a nadie. He venido tan sólo porque hay un hombre que me sigue y me está molestando.Creí que podría entrar aquí, salir por la otra puerta y coger un taxi que me llevara a casa".

- La otra puerta está cerrada durante la noche. No puede ir hasta allí.

- Bueno, entonces me quedaré aquí un rato, hasta que se vaya el hombre.

Y me senté en un sillón tapizado de felpa roja que había en aquel vestíbulo, oscuro y alfombrado. Pensé en Henry, esperando afuera que apareciera mi señal de luz, y en Huck, esperándome desde la medianoche, esperándome con su peculiar impaciencia, porque la noche anterior no aparecí por su casa, la había pasado con Henry (telefoneé a Huck "desde New Caan" diciendo que el coche se había atascado en la nieve, cosa que él sabía que no era verdad, así que no pudo dormir en toda la noche y a la mañana siguiente me lo encontré amarillo de dolor e ira). Sentada allí, con el corazón palpitándome, martilleándome en la cabeza y pensando sin parar. Me levanté y fui hasta la puerta para mirar cautelosamente a la calle y vi que Henry seguía esperándome en mitad del frío, mirando por la ventana. Dolor y risa, solor físico por mi amor a Henry, risa por alguna razón demoniaca que desconozco.

- El hombre sigue allí-dije al portero- Escuche, tengo que salir de alguna manera. Tiene que hacer algo.

Llamó al muchacho de los ascensores. El chico me condujo hasta el sótano a través de un laberinto de pasillos grises. Otro ascensorista se unió a nosotros. Les expliqué lo del hombre que me seguía. Subimos unas escaleras y abrieron la puerta de servicio. Los cubos de basura llenaban todo aquello. Uno de los chicos fue en busca de un taxi. Les di las gracias.Dijeron que lo hacían con mucho gusto, que Nueva York, era un infierno para las señoras. Subí al taxi. Me tumbé en el asiento para que Henry no pudiera verme pasar por Avenida Madison.

26 de Enero de 1935

Vuelvo a Huck. Huck, a quien no puedo mentir porque es tan parecido a mí. Sabe todo lo que me ocurre. Él sabe que Huck terminará perdiendo porque es demasiado bueno. Lo veo, Huck es tan noble como yo lo fui cuando Henry luchaba por su amor por June. Noble, heroico, verídico-a costa de su felicidad-lleno de comprensión y perdón.

Hago trampas para ver a Henry. Pequeños engaños. Analizar a mi primera paciente, escribir cartas para Huck, visitar a Lucrezia Bori con Joaquín, ver dos veces a { Theodore}Dreiser y negarme a dormir con él, acostarme con {George}Turner porque Huck está en la habitación de al lado, trabajando y quiero traicionarlo allí, en el sofá donde nos acostamos, en la habitación que guarda para mí, destruyendo todo lo sagrado, profanando, engañando, sólo para que Huck entre y lo vea, porque es la habitación de Huck, y porque cuando Huck venga tendré que hacer la comedia otra vez, simulndo inocencia y enfado por el acoso de Turner. Para olvidarlo todo inmediatamente y correr a Dreiser, y luego, a medianoche, a Henry; llego tarde junto a Huck, que está llorando. Me invento fines de semana en el campo,porque Huck quiere sus sábados y domingos, y luego, en realidad, paso el fin de semana con los Perkins, me invento una noche en el campo para pasarla sola con Henry y vuelvo con una maleta en la que llevo el camisón de dormir que me regaló Hugh para que sólo me lo pusiera con él, pero que sólo me pongo para Henry, al igual que el vestido ruso de color rojo que Huck me regaló para los fines de semana, en el que Henry derramó su copa de oporto durante la fiesta en que conocimos a los amigos de Emil {Schnellock}. Interceptar mis últimas cartas a Henry, devueltas a París, porque en ellas le digo que Hugh iba a venir para explicarle porque no tengo las noches libres, luego decido decirle a Huck que Hugh va a venir, para que Huck se vaya a hacer su gira por California y yo pueda estar a solas con Henry durante tres semanas. Simulo que voy a encontrarme con Huck en Nueva Orleáns, para que termine de irse, cuando no tengo la menor intención de hacerlo. Simulo que Hugh está al llegar. Simulación, simulación. Henry descubre todos los días una nueva mentira y vuelven a despertarse sus sospechas, a pesar de lo cual nuestras caricias son tan completas que le digo que me maravilla que pueda dudar de mí; ¿cómo puede imaginarse que vaya a dejarlo para irme con otro después de pasar con él aquellas horas, intercambiando sangre y aliento?- que es exactamente lo que hago-Mi rostro nunca traiciona mi mentira, porque mi rostro y mis sentimientos son de amor ciego y profundo para Henry.

21/6/08

26 de Enero de 1935

Debo estar acostumbrada a los sentimientos dobles, a los amores dobles, a la vida doble, porque me encontré con Huck sin cambiar mis sentimientos, aunque sabía que mi amor por Huck era mucho menos fuerte; pero pude aceptar sus caricias, pude dormir en su cama, pude llorar un poco, compadecida por Henry, pude actuar como si no hubiera nada, salvo compasión, pude ser tierna sin que me temblara el pulso; pero estaba actuando, haciendo comedia, y ansiaba estar con Henry.
Al día siguiente encontré a Henry todavía roto, con la voz apagada, herido, feliz, agitado. Había tomado notas de su despertar, deseando desesperadamente cavar un surco en cualquier parte y hundirse en él conmigo. Dolido porque lo dejé sólo anoche.Dolido, aún sabiendo que se había salvado por su fortaleza la venir, salvándonos los dos. Echados en la cama, desvariamos hablando de mitos y leyendas, de Tristán e Isolda, de su lucha para alcanzarme, de su lucha a través de la niebla. En París había sufrido agonías.No había comido ni dormido bien desde la confusión de las cartas, se gastó todo el dinero que tenía para comer en telegramas, indiferente a todo, solitario, , desesperadamente celoso, advirtiendo de pronto todas las mentiras que yo le había dicho, mentiras gratuitas, mentiras innecesarias,como decirle que Hugh vendría en el barco conmigo aunque yo estuviera enferma, cuando yo supe siempre que viajaría sola. Pero por esto yo quería que Henry supiera lo difícil que me era dejarlo, cómo me resistía, poniéndome enferma y subiendo al barco.Analizó mi rostro, mis expresiones, mi apariencia de profunda sinceridad. Henry ha vuelto cambiado, resuelto a que yo no me sacrifiqué más por él, que deje de mendigar por él. Quiere luchar por mí. La habitación era tan pequeña y tan cálida, y se ha traído consigo el chal español y la colcha de terciopelo de color naranja, las tazas de café de color naranja, símbolos de Louveciennes y del estudio. Sus lágrimas, su sensibilidad, sus estremecimiento todavía por la violenta conmoción que le produje, su temblor todavía por el nuevo y violento nacimiento. ¿ Había dado yo por fin nacimiento a Henry Miller como hombre?.
Le había dicho que me alojaba con los Guiler para tranquilizarlo. A la mañana siguiente otra vez desesperado. Tenía en las manos cinco o seis mensajes telefónicos. El teléfono había estado sonando constantemente. Hombres. Voces de hombres. Llamando repetidamente. Henry haciendo preguntas, rebosante de odio por Rank. Su voz envolviéndome, fluyendo dentro de mí,sus ojos tan intensos, su piel tan tierna.
Sólo mi amor por él no dice mentiras, ninguna mentira, tan abierto, tan entregado, hasta el punto de perder la felicidad que Huck me dio, perder y renunciar a todo, a Huck también, a Henry, al amor ciego ....
Celos y caricias, caricias más profundas, un deseo mayor y más intenso. Oscuridad, dolor, perversidad, tragedia y más y más amor humano.
Pérdida de prudencia, de heroísmo, de sigilo. Amor humano. Soy más real a medida que soy menos y menos buena, más mujer,más anormal, más pecadora, más mujer y más amor, más deseo, más dolor y mayor gozo.